jueves, 22 de mayo de 2014

jueves, 15 de mayo de 2014

"... Y SEREMOS DEVORADOS POR EL FUEGO" (2014)


                            “IN GIRUM IMUS NOCTE ET CONSUMIMUR IGNI”
         (Vamos dando vueltas por la noche y somos devorados por el fuego)

Probablemente este palíndromo, que en sí ya es un enigma, era una adivinanza cuya solución sería (según los intérpretes) las mariposas o las polillas, las antorchas (las carreras de relevos de antorchas representaban la sucesión de las generaciones humanas en la ciudad) o los demonios…es, de hecho, conocido como “el verso del diablo” de un autor anónimo en la Edad Media.

El Gesto Ígneo… …esa forma abstracta, desnuda, transgresora y contestataria que caracteriza el tránsito a la post modernidad lo supo plasmar con acierto Guy Debord rescatando del olvido ese viejo verso diabólico en la época posterior al situacionismo. Debord hacía un balance melancólico diez años después del Mayo del 68 a través del cine como herramienta de pensar. Trató de esta manera escapar de “la sociedad del espectáculo”,
de reaccionar nuevamente a la alienación generalizada y mortífera, a la peor de las pesadillas distópicas hecha realidad, a la incultura general obligatoria, a la terrible manipulación de las masas y al condicionamiento mediático del individuo… en definitiva, a la degradación de la calidad de la vida y de los valores fundamentales, que desde la Revolución Francesa no han conseguido asentarse definitivamente en las bases de nuestra sociedad.

“Se ha vuelto ingobernable esta tierra quemada, en la que los nuevos sufrimientos se disfrazan en nombre de viejos placeres, y donde la gente tiene tanto miedo. Vamos dando vueltas por la noche y somos devorados por el fuego. Se despiertan espantados y buscan a tientas la vida. Corre el rumor de quienes la expropiaban, para calma lo han extraviado. He aquí pues, una civilización entera que arde, zozobra y se hunde entera. ¡Qué admirable torpedeo!” Guy Debord. 1978 

 El Fuego Purificador…

 Cae la tarde sobre Varanasi (la antigua y sagrada Benarés),  
una luz misteriosa y crepuscular ilumina los espectaculares ghats, escalinatas que descienden hasta las aguas del Ganges. La diosa Ganga es venerada con rezos, música, mantras y danzas hipnóticas. Centenares de ancianos peregrinan allí y moribundos, deambulan esperando la muerte en el Ganges para romper el maldito ciclo de las reencarnaciones… es el viaje sin retorno a la ciudad sagrada. Se cree pues, que muriendo en este río se alcanza la vida y la redención eterna. Decenas de cremaciones a las orillas del rio sagrado dibujan una panorámica macabra, mística, narcótica y espectral... Los cánticos en honor del Dios Shiva suenan todo el día. Por la noche, las velas iluminan con fantasmagóricos destellos el agua y tratan de abrirse paso entre cadáveres o cenizas arrojadas. El fuego purifica y libera sus almas entre el denso humo y el olor a carne quemada e incienso.
Son funerales sin duelo… pero esto sólo es para los más afortunados, porque quien no puede costearse este ritual se conforma con que arrojen su cuerpo al Ganges, sin más. Para todos ellos, la casta prevalece más allá de esta vida, por lo tanto el Dios Shiva es equiparado de alguna forma al Dios “Visa” del capitalismo.

 La Gasolina… En ese mismo instante, a miles de kilómetros de Benarés, en alguna moderna capital occidental castigada con furia por la crisis, un joven encapuchado se dispone a quemar una sucursal bancaria, símbolo inequívoco de usura y ruina. En su mente atea la certeza de que solo hay una vida, que no habrá resurrección ni reencarnación… una sola vida nada más y es por eso por lo que hay que defenderla hasta las últimas consecuencias. Las paredes de la ciudad están llenas de pintadas donde mensajes apocalípticos nos alertan de que el fin está cerca. Los sin techo rebuscan entre cartones y basura un sitio donde abandonarse a su derrota. Cientos de empresas se hunden dejando sin trabajo a millones de trabajadores. Los pequeños comercios cierran y edificios enteros van quedando deshabitados. Este duro invierno de la decadencia no termina nunca y el saqueo y la impunidad de los culpables continúa.
El joven enciende la mecha de un recipiente con un líquido inflamable y lanza con rabia a uno de los tentáculos de esa bestia de mil cabezas. Una llamarada catalizadora devora en pocos segundos la fachada de su objetivo. Catarsis inflamable, liberadora y abrasadora. Las gentes de a pie miran asombrados, asustados, ciegos… los “shudrás” de occidente aún no saben que su falso estatus y complacencia es el señuelo de la esclavitud moderna. Alguien a su lado recita un viejo poema entonándolo como un cántico de guerra medieval:

"Nosotros destruiremos riendo. Nosotros incendiaremos riendo. Nosotros mataremos riendo. Nosotros expropiaremos riendo. Y la sociedad caerá. La patria caerá. La familia caerá. Todo caerá, puesto que el Hombre libre ha nacido." (Renzo Novatore/Hacia la nada creadora

 Catástrofe… …“La catástrofe es necesaria” como ya vaticinara décadas atrás Alberto Caraco, ahora su reflexión se convierte en inevitable. Arrinconados y hastiados como parias, los hijos del desecho contemplan fascinados como el fuego es su único aliado. Son llamas redentoras, puesto que un profundo pesimismo se cierne sobre toda una generación, tras la traición de las viejas izquierdas ortodoxas y conservadoras engullidas por el sistema y la doctrina; tras el espejismo global de plástico, diseño y neón… y la indigesta victoria del Mc menú a la hora de la cena.
“No hay futuro” gritan las paredes desde los años 70 hasta hoy… y sobre los ojos lastimeros de una multitud iracunda se alza la llama disidente como arma, el fuego como estandarte… el fuego como simbolismo de la eterna rebelión… el fuego como brújula, como pábulo y sustento de sueños rotos y mentes suicidas… de románticos pirómanos que bailan sin descanso el frenético ritmo del rock and roll… de apóstoles del escepticismo, nihililistas y huérfanos de toda fe… de salvajes artistas outsider que expresan con sus incomodas obras un grito de guerra contra la cultura hegemónica del sistema dominante… de piratas y forajidos modernos… de ácratas, fugitivos, inadaptados y poetas del desencanto.
 La inmaculada decepción es el nuevo sacramento terrenal de los desposeídos (los dalits modernos), que sin nada ya que perder se dan cuenta que todo lo que queda en adelante es ganar, volver a recuperar, arrebatar, saquear, expropiar, reconquistar… todo aquello que en un despiste se nos privó. “Reinventar la revolución” gritan muchos… pero esta vez más cerca de Rimbaud y de Fourier que de Marx. La guerra es abierta y un ejército-tribu de descreídos, proscritos y apátridas se manifiesta en algaradas colectivas y desordenadas, tomando calles de la ciudad bajo ninguna sigla y ninguna bandera. A partir de ahora ya jamás pedirán permiso.

 "No reivindicaremos nada, no pediremos nada, TOMAREMOS, OCUPAREMOS" (pintada situacionista en la Sorbona. París, mayo de 1968) 

Cenizas, utopía y salvación… Asumiendo nuestra generación como perdida, solo nos queda destruir de una vez por todas lo que nos hace daño y pasar de esta forma nuestro mensaje de resistencia las siguientes generaciones. Un relevo generacional que porta la antorcha incandescente de la dignidad como emblema de una sociedad nueva y justa. Tras las cenizas y las ruinas de lo existente surgen fértiles pastos de esperanza, nuevas formas de organización y nuevas claves en las relaciones humanas… pero esto, aún es un capitulo que nos queda por escribir. Detengámonos de momento donde hemos comenzado: “In girum imus nocte et consumimur igni”, ya que entre estas líneas hay un concepto salvador que puede devolvernos la humanidad que aún tenemos empeñada.